¿Y quién es Juan?
Hola. Soy Juan Vidal, tengo 38 años y soy libre financieramente.
El matiz es importante. Si has llegado hasta aquí, casi seguro que es porque quieres que te acompañe de A hasta B.
A es donde estás ahora y B lo definen tus objetivos.
Para llegar a un sitio, en ocasiones es suficiente con tener un mapa. Solo en ocasiones. ¿Y si cortan la carretera? La hemos liado.
Por eso, si tu objetivo es mejorar tu economía y tus finanzas, tienes que ir con alguien que YA LO HAYA HECHO, alguien que ha llegado a donde tú quieres llegar. Y el mundo esta lleno de gente que “toca de oído”, se compra un mapa y se dedica a venderlos.
Conmigo no será así, porque he llegado a donde tú quieres llegar, vivo donde tú quieres llegar, y conozco de primera mano todos los caminos para traerte a donde yo estoy.
No soy un gurú. Soy alguien como tú que se planteó unos objetivos y no paró hasta conseguirlo.
Pero bueno, hemos empezado por el final. Seguro que quieres saber como he llegado hasta donde estoy y quién soy. Empezamos
JUAN, EL FABRICANTE
¿Fabricante? ¿Fabricante de que? De activos, de ingresos, de cash flow, de pensiones, llámalo como quieras.
Mi historia como fabricante comenzó en el año 2002. Siempre he tenido cierto espíritu emprendedor (esto se lo debo a mi padre) e inquietudes sobre el mundo financiero, y ese año cayó en mis manos el libro de Robert Allen “Multiple Streams of Income”.
Sin duda, su lectura marcó un antes y un después en mi vida. En aquel entonces estaba en la universidad, algo me daba vueltas en la cabeza… Ya tenía a Pepito Grillo en mi cabeza hablándome de libertad financiera, ingresos pasivos, ser rico en tiempo… Os suena todo esto, ¿verdad?.
¿Qué hice entonces? Absolutamente nada, continuar estudiando. El camino fácil. Era muy joven y autosabotearse era muy fácil. “Debo acabar la carrera para tener un futuro prospero”, “soy demasiado joven para emprender”, “estudia y encuentra un trabajo fijo”.
En el 2003 se dio la circunstancia de que mi padre tuvo un problema en su pequeña empresa, y tuve que decidir entre continuar estudiando o ayudarle. No me costó trabajo decidir, se planteó como un paréntesis de uno o dos años para continuar después.
Ahí ya empecé a conocer una de las grandes ventajas del emprendimiento. Igual de cierto es que requiere el doble de horas y dedicación que un trabajo por cuenta ajena como que te permite una flexibilidad que de otra manera no hubiera podido tener.
En el tiempo que estuve trabajando en la empresa familiar comencé a formarme sobre emprendimiento, por un lado haciendo el mejor master posible, que es vivirlo en primera persona, y por otro leyendo y asistiendo a formaciones.
Corría mediados del año 2004 y sin darme cuenta había “juntado” unos pequeños ahorros.
En mi cabeza, ya sin ningún interés por retomar los estudios, veía que venia una época de emociones fuertes. Tenia una idea de negocio y tocaba materializarla.
En lugar de poner todos los huevos en la misma cesta (gracias Robert Allen), dividí mis ahorros en 3. Una parte en liquidez, otra parte para emprender y otra parte para invertir en bolsa.
Comencemos por el emprendimiento. Mi brillantísima idea consistía en montar un par de cafeterías piloto para aprender y sistematizar el negocio y a continuación franquiciarlas cobrando unos jugosos royalties
Me lanzo de cabeza y abro dos cafeterías en dos centro comerciales para testear el negocio. Ahora estaría genial poder contar una historia de éxito, y superación personal. Pues no.
La hostia fue de dimensiones épicas. Ahora lo veo con perspectiva y pagué todas las novatadas habidas y por haber. Empleados que te roban, proveedores que no cumplen, mala gestión de personal, rodearte de “profesionales” que no lo son tanto… Mi sueño de las franquicias y ser el próximo Ray Kroc por el aire.
La suerte que tuve es que conseguí traspasar los negocios y me quite todas las deudas de encima e incluso recuperé parte de los ahorros. Juré y perjuré que no volvería a emprender ni tener personas a mi cargo.
Antes de este periodo comenzó mi andadura bursátil con mas ilusión que conocimiento. Unas acciones por aquí, otras por allá. Nada del otro jueves. Entre 2002 y 2003 me "desvirgué" en el mundo de la bolsa. En 2004 me puse "en serio" con el tema. Tuve suerte. Mucha suerte. Operando en bolsa sin orden ni concierto conseguí duplicar mi cuenta. Aunque no tengas ni idea, si todo sube, y sube, y sube, muy muy mal lo tienes que hacer para no subir tú también. Y de 2004 a 2007 cogí toda la subida del Ibex. Viéndolo con perspectiva soy consciente de la suerte que tuve. En su momento me creí Warren Buffet. Quizás si hubiera empezado en 2007 no estaría escribiendo esto, nunca lo sabremos.
Nunca he escatimado ni me ha dolido gastarme dinero en formación. Por formación podemos abarcar desde libros, cursos, cruzarme el país para “pegarme” a un mentor…
No dudé en invertir parte de los beneficios obtenidos de la bolsa en formarme. Y no poco. Muchos libros, muchos cursos, muchas experiencias. Algunos fueron literalmente tirar el dinero, pero otros sirvieron para ponerme los pies en el suelo y aprender los fundamentos de la inversión a largo plazo (que a día de hoy sigo utilizando).
Verano de 2006. Aeropuerto de Madrid. Tenia un vuelo bastante largo por delante y opto por meterme en una librería a ver si hay algo interesante para leer. Veo un libro que no me suena haberlo visto antes… “Cambio de vida: cómo me hice rico”, de Aitor Zarate. Ni la más remota idea de quién es este tío. Leo la contraportada y en resumidas cuentas contaba la historia de cómo un exjugador de baloncesto se hizo rico operando en el mercado de futuros americano. Sabía lo que eran los futuros, un producto derivado “peligrosísimo” y poco más. No perdía nada por leerlo.
Tres horas después no era la misma persona. El libro me había producido un retortijón cerebral que nunca antes había experimentado. Tal es así que tras ocho horas de viaje, lo primero que hice al llegar al hotel fue pedir un ordenador con conexión a internet para ponerme en contacto con Aitor y profundizar en el tema de los futuros.
Dicho y hecho. Un mes después estaba en Vitoria asistiendo al primer campus de trading que tenia lugar en España.
Me atrevería a decir que el 99% de la gente que nos vemos atraídos por los futuros es por la posibilidad de hacer dinero fácil y por ser ricos en tiempo. Bien. Pues por propia experiencia, puedo afirmar que para poder ganarte la vida con los futuros hacen falta MUCHO tiempo y MUCHO dinero. Esto hace una criba natural para que sobrevivamos solo aquellos a los que nos apasiona el tema o tenemos un fin mucho más potente que las adversidades a las que nos vamos a tener que enfrentar.
Voy a sintetizar. A mediados de 2007, tras medio año largo de simulado doy el salto al mercado real. En enero de 2008 tenia 20.000 dólares menos y psicológicamente estaba hundido. Luego descubrí la regla del 90-90-90. El 90% de los traders pierden el 90% de su capital en menos de 90 días. Demoledor.
El haberme pulido la cuenta me obligaba a poner el contador a cero. La primera reacción era previsible. La culpa era del sistema que estaba ejecutando, no funcionaba. El problema no era yo. Así que lo lógico era buscar nuevos formadores y nuevos sistemas de inversión. Pase por manos de varios formadores. El patrón era común: mucha ilusión inicial, mucha disciplina… Y mismos resultados (esta vez en simulado).
¿Y si el problema era yo? Este pensamiento sería la primera piedra que me pondría en la senda correcta hacia el trading exitoso.
Comencé otra etapa de simulado, con esta pregunta en la cabeza, con constante vigilancia sobre mi mismo y con un plan de trading sensato. Y la cosa cambió. El trading dejó de ser una pelea constante conmigo mismo y comenzó a fluir.
Y los números acompañaron. El enero de 2009 volví al mercado real, con una cuenta más pequeña, 10.000 dólares, siendo totalmente consciente de que la podía perder. Y no voy a decir que fuera fácil, pero durante los tres primeros meses conseguí cortar la sangría de perdidas y de ahí en adelante, los números se tornaron verdes, consiguiendo en 6 meses la no desdeñable cifra de +6.500 dólares. No da ni para el Ferrari ni para el yate, pero para alguien que venia de fundirse una cuenta de 20.000 dólares era un paso de gigante. Todo encajaba y parecía que iba a ser capaz de vivir del trading… Y no sabia la sorpresa que me tenia preparada la vida a la vuelta de la esquina…
28 de Diciembre de 2010. A mi padre le diagnostican cáncer, encontrándoselo “por casualidad”. 7 de enero de 2011, mi padre está en el quirófano. 1 de febrero, mi padre nos deja. No voy a recrearme en esto, porque el que haya pasado por ahí sabrá lo que es, y el que no, no se lo deseo.
No contento con esto, el día antes de morir mi padre mi – en aquel momento – mujer y yo decidimos separarnos. Ambos sabíamos que la relación no iba a ningún lado y no íbamos a alargar por alargar. Por suerte no hubieron pequeños que sufrieran nuestros errores y fue todo muy rápido y limpio.
Y no se vayan todavía, que aún hay más.
Mayo de 2011. A mi madre le diagnostican cáncer. Septiembre de 2010, mi madre nos deja.
No se muy bien cómo describir esta situación. No tengo hermanos, primos como si no tuviera y solo “relación” con una tía. Mi familia en medio año desaparece literalmente. Ante esta situación o te hundes o sales adelante. No hubo ni un minuto de duda ni flaqueo. Tenia que salir adelante CÓMO FUESE.
Obvia decir que mi sueño del day trading saltó por los aires. Durante todo este tiempo no tenia la cabeza para operar y además recayeron sobre mí una serie de obligaciones que me impedían la posibilidad de estar todos los días a las 15:30 como un reloj delante de las pantallas para operar.
Eso sí, nunca dejé a mi fiel compañera, la inversión a largo plazo que siempre ha estado conmigo y que no requería tanto de mi como el intradía.
Poniendo orden en todos los asuntos de mis padres, me encontré con una sorpresa. Sabia que mi padre había comprado un local comercial poco antes de dejarnos. Es una conversación que debido a la vorágine de acontecimientos que ocurrieron se nos quedó pendiente. El caso es que con todo el tema de la herencia encontré su hipoteca y una serie de ingresos recurrentes en concepto de alquiler (incluso post-mortem, ya que los inquilinos del local ni se habían enterado de lo que ocurrió). Me pareció muy curioso todo. Mi padre creó una sociedad (en su momento no entendía el porqué, ahora si), se hipotecó para comprar un local, y la hipoteca la estaban pagando los inquilinos. Y encima sobraba un poquito todos los meses. En 15 años el local pagado y nos quedaba un ingreso pasivo la mar de majo.
Con el paso del tiempo y la situación un poco más normalizada, fui rascando en el mundo de la inversión inmobiliaria y llegué a una conclusión muy clara: había dado con la horma de mi zapato. Como no todo iban a ser unicornios rosas, gominolas y piruletas, la inversión inmobiliaria tenía un inconveniente: barrera de entrada algo elevada, pero no infranqueable. Y lo más difícil ya estaba hecho: dar el primer paso. Gracias papá estés donde estés. Recuerdo como si fuera ayer (y ya hace 8 años de esto) cuando tracé mi primer plan sobre este tipo de inversiones. Ese plan ha sufrido mil modificaciones, contratiempos, etc. pero fue el primer paso.
En este periodo de tiempo, al dejar de operar, disponía de un capital que estaba ocioso, y casualidades de la vida, de rebote me llego una oportunidad de inversión que hasta la fecha solo me ha dado alegrías.
Cuando conocí a la que hoy es mi mujer y madre de mis hijas me comentó de pasada que era propietaria de un foro especializado en mascotas, concretamente de loros. No le di la más mínima importancia, las aves son su “afición” (las mascotas en general) y en su tiempo libre creó un foro en internet así como multitud de artículos sobre sus cuidados, alimentación, etc.
Mi experiencia en la red era a nivel usuario, y lo necesario para invertir en bolsa y el day trading.
A medida que me fui involucrando en la actividad de su foro (soy curioso por naturaleza) detecté que la mayoría de cuestiones que se planteaban en el foro eran relativas a que no se encontraban determinados productos específicos para loros en las tiendas “tradicionales”, y la respuesta era remitirlos a una tienda on line especializada en loros.
Blanco y en botella. ¿Y si en lugar de desviar ese tráfico, nos quedamos nosotros las ventas? La gente que ha venido a pedir consejo lo hace porque confía en nosotros. ¿Porque no confiar en nosotros para la venta también? Lo teníamos claro. Había que poner en marcha una tienda on line especializada.
¿Qué hice? Lo de siempre. Formarme. Congresos, cursos, leer mucho sobre ecommerce, SEO, marketing, etc. Y llegado el momento, lanzarnos a la piscina.
En un principio la actividad la iba a iniciar yo solo… A los 2 meses mi mujer tuvo que pedir una reducción de jornada, y a los 6 se dejó el trabajo en el despacho en el que trabajaba. No dábamos abasto.
Lo que empezó con un “vamos a ver que pasa” desde casa, acabó en una nave industrial con 5 personas trabajando.
Desde el día que creamos la empresa tuve muy claro que teníamos que sistematizarla. Lo tenia en el horizonte, pero sin fecha. Cuando nació nuestra hija mi mundo se puso patas arriba. Si eres padre/madre sabrás de lo que hablo. No entiendes tu vida sin esa personita que has traído al mundo a tu lado.
Aun así, traté de seguir con mi ritmo habitual de trabajo, pero nunca fue lo mismo. Mi cuerpo estaba en un lugar y mi cabeza en otro, no rendía como debía en el trabajo y llegaba a casa con las energías justas para disfrutar de la familia, así que decidí poner fin a la situación. La prevista sistematización de la empresa había que acelerarla.
Y así fue, costo más de lo previsto, pero aproximadamente 8 meses más tarde la empresa funcionaba perfectamente engrasada sin mi. Ahora le dedico 4-5 horas mensuales a un negocio que factura 6 cifras.
Con el sistema funcionando decido que es momento de volver al day trading. 5 años después me vuelvo a encontrar cara a cara con el mercado. La inversión a largo plazo ha sido mi fiel compañera durante todos estos años, pero nada que ver con la exigencia del day trading.
Se notan los años para lo bueno y para lo malo. Para lo malo… 4 años sin operar, había que “desentumecer los músculos”, y eso con un par de meses de rodaje se resolvió.
Para lo bueno, la paternidad, la estabilidad y el tener el tema económico prácticamente resuelto para el resto de mis días hacen que operes de otra forma. Eres más conservador, no hay presión, menos impulsivo y más constante. Tenía que “reaprender” y “readaptarme” a los mercados, pero la base, el trader, era mucho mejor que el que se vio forzado a abandonar allá por 2010. Y así fue, se puede decir que es un ingreso activo, ya que me ocupa las mañanas de 8:45 a 11:30 aproximadamente (aunque hay días que a las 9:10 ya he terminado), pero con un ratio euro/hora que ni Cesar Alierta tenía en sus tiempos de Telefónica. El trading es lo más cercano a la libertad dentro de los ingresos activos.
¿Ha sido fácil? Para nada. Tuve que volver a formarme, y adaptarme a como se mueven los mercados, pero tras unos meses de lógico titubeo inicial, y un trabajo profundo en mi como persona, no me costó retomar la senda de los resultados positivos. El day trading es un juego mental. La parte técnica la puede aprender hasta un niño de 6 años. Si trabajas la cabeza, el resto viene solo.
Y en el 2018 nace Fabricando mi pensión. Se han producido muchas pequeñas “causalidades” que me han llevado hasta aquí, pero se podría decir que el germen nace de una charla que dio mi amigo Javi Gómez en la que dijo “Todos llevamos un libro dentro”. Esa frase se instaló en mi cabeza como un mantra. Tras darle muchas vueltas, el libro se convirtió en lo que estás viendo, un proyecto de formación para ayudar a la mayor cantidad de gente posible a conseguir lo que yo he conseguido: libertad.
El libro es un buen vehículo para conseguirlo, pero hay formas mucho más potentes para hacerlo: videocursos, mentorías además de recursos gratuitos en el blog.
Y negarlo es una tontería, es otro activo, otra fuente de ingresos.
Yo ya lo he conseguido. Mi mujer y yo podríamos vivir hasta los 130 años sin variar nuestro estilo de vida (dejando el trading, por supuesto). Nuestro estilo de vida se costearía una gran parte a través de ingresos pasivos y cogiendo una pequeña cantidad de remanente ahorrado.
El objetivo es convertir la bola de nieve de los ingresos pasivos en avalancha. Tenemos 2 hijas y voy a hacer todo lo posible para que el tema del dinero lo tengan resuelto y puedan dedicarse a lo que les apasione. ¿Imaginas ser dueño de tu tiempo y tener una vida con sentido desde el minuto uno? Ese es mi objetivo para mis 2 hijas.
JUAN, LA PERSONA
Estupendo… Me has contado tu trayectoria, pero sigo sin saber quien eres, te estarás preguntado.
Tienes toda la razón. Voy a hablarte de mí. Soy marido de María y papá de Blanca y Vera. Mis tres mayores aciertos.
Vivo en un pueblecito muy cerca de Valencia y por nada del mundo volvería a vivir en una gran ciudad.
Soy un lector compulsivo y un friki de Star Wars y de Lego (ya no se ni donde meterlos). Me encanta madrugar, me levanto a las 6 A.M. sin despertador y hacer cosas mientras todo el mundo duerme. Me apasiona el mar y detesto la playa… ¿qué se le va a hacer? Durante 10 años formé parte de un grupo de música en el tocaba el bajo y cantaba. ¿Genero? Metal extremo 🙂 . Andar, andar y andar… Me encantan los paseos matutinos y una de las cosas que más me relaja es cocinar sin reloj.
- 3 adjetivos que te definan:
- ¿Con cual te quedarias si tuvieras que elegir un solo hobby?: la lectura.
- ¿Viajarías al futuro o al pasado?: Al futuro.
- Una ciudad para perderse: Nueva York.
- Algo que detestas: el pescado y el marisco.
- ¿Noctambulo o madrugador?: ahora madrugador, pero he sido muy noctambulo.
- Un libro: La rebelión de Atlas.
- Una película: El imperio contraataca.
- Una canción: uffff… difícil. No puedo responder, no hay “una”, si no muchas.
- Comida favorita: Paella.
- Bebida favorita: una cerveza fresquita.
- ¿Perros o gatos?: perros, pero a mi gatita no me la toquéis.